¡Hola! Hay pocas cosas que me gusten más que los acentos al hablar. Me encanta descubrir matices y aspirar las diferencias, cómo se pronuncian ciertas consonantes, la musicalidad intrínseca de las oraciones, las expresiones propias de cada lugar. Cuando vivía en Londres, la plétora de melodías, dejes y particularidades rozaba lo absurdo. En una ciudad tan cosmopolita todos hablábamos en inglés, sí; pero la variedad de acentos contenía todos los colores imaginables. Amparado por mi propio acento, podía preguntar sin miedo a parecer racista y con genuina curiosidad infantil: I love your accent! —
Boletín 49: Acento
¡Hola! Hay pocas cosas que me gusten más que los acentos al hablar. Me encanta descubrir matices y aspirar las diferencias, cómo se pronuncian ciertas consonantes, la musicalidad intrínseca de las oraciones, las expresiones propias de cada lugar. Cuando vivía en Londres, la plétora de melodías, dejes y particularidades rozaba lo absurdo. En una ciudad tan cosmopolita todos hablábamos en inglés, sí; pero la variedad de acentos contenía todos los colores imaginables. Amparado por mi propio acento, podía preguntar sin miedo a parecer racista y con genuina curiosidad infantil: I love your accent! —
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